Al este se ubica dentro de San Carlos, Altamira (o mejor dicho Paraje Altamira). Está en el corazón del cono aluvional del río Tunuyán, y esto nos permite comprender la heterogeneidad de sus suelos. Durante miles de años, el agua que descendió de la montaña depositó diferentes minerales y compuestos en los suelos de Altamira. Hoy el lecho de este río seco forma el suelo de la viña, y su heterogeneidad resulta evidente. A muy poca distancia, la composición varía de acuerdo a la presencia de arena, limo, piedra y carbonato de calcio. Los suelos de Altamira son calcáreos, aunque más pesados, por eso los vinos resultan grasos y redondos.